El legado de Carmen Sánchez. La última lección.

En las salas 60 y 60 A del edificio Villanueva, el visitante del Museo Nacional del Prado podrá contemplar las obras adquiridas gracias al legado de Carmen Sánchez García, Amiga del Museo del Prado, fallecida en Madrid en 2016 a los 86 años de edad, bajo el título «El legado de Carmen Sánchez. » .

La exposición

Esta exposición quiere servir de homenaje a la generosidad de Carmen Sánchez García . Carmen se dedicó profesionalmente a la docencia y perteneció a la Fundación Amigos Museo del Prado desde 2003, participando desde entonces en muchas de sus actividades. Su legado la convierte en una de las mecenas más destacadas en la historia del Museo y se ha destinado, conforme al deseo expresado en su testamento, a la adquisición de pinturas. El legado ha permitido incorporar nuevos artistas a las colecciones y cubrir así algunas de las lagunas históricas del Museo.

Sobresale la Alegoría de la Templanza de Alonso Berruguete, obra del periodo italiano de su autor, uno de los artistas españoles de mayor prestigio internacional, con cuyo ingreso el Prado cumple un viejo anhelo. Destacan también San Francisco arrodillado en meditación de Mariana de la Cueva y la Virgen del Carmen imponiendo el escapulario a san Simón Stock de Gabriel Antonio Corvoysier. Estas dos últimas obras son las primeras que se han identificado de sus respectivos autores, lo que tiene un especial significado para la historia de la pintura española. Destaca también Mujer en el baño , ya que apenas se conservan obras de François Clouet o de su taller en nuestro país.

El legado también ha permitido enriquecer la presencia de otros pintores ya representados en el Museo con nuevos cuadros, en su mayoría inéditos. La Estigmatización de san Francisco de José del Castillo es una de las pocas obras religiosas de su autor y permite estudiar mejor la influencia de Antón Rafael Mengs en la escuela madrileña del siglo XVIII. En la pintura de historia se han incorporado diferentes obras, todas ellas de gran interés. Tienen gran interés Giuseppe Maria Ferdinando Dal Pozzo, que puede contarse entre las mejores obras conocidas de José Aparicio, y la Sagrada Familia del roble de Luis Eusebi, figura capital en la ¡historia primera del museo, del que fue su primer conserje y a quien debemos su primer catálogo.

Esta es una de las primeras copias conocidas de un cuadro del Prado tras su inauguración en 1819. Todas las obras han pasado por los Talleres de Restauración del Museo Nacional del Prado dentro del programa patrocinado por la Fundación Iberdrola España como miembro Protector del mismo.

Procedimiento para la adquisición de obras de arte

El proceso de adquisiciones en el Museo Nacional del Prado se inicia con el informe del conservador responsable de la colección, en el que se analiza la pertinencia de la adquisición, de conformidad con la política de adquisiciones del museo. Sólo si este informe es favorable, a través del Director del Museo, se eleva la propuesta a la Comisión Permanente del Real Patronato del Museo Nacional del Prado, quién autorizará su adquisición, de conformidad con lo establecido en la Ley reguladora del Museo Nacional del Prado y en su Estatuto. Las obras del legado Carmen Sánchez han sido adquiridas en España y en el extranjero mediante compra a directa a propietarios, a anticuarios y en subasta.

Carmen Sánchez García

Carmen Sánchez nació en el seno de una familia burguesa madrileña, oriunda de Béjar . Su padre, Ruperto Sánchez Arcas ejerció su actividad profesional en Madrid, donde se doctoró en 1932, especializándose desde entonces en la obstetricia, campo en el que ocupó un lugar muy destacado hasta su muerte. Carmen, tras formarse en la Universidad de Madrid, entre 1951 y 1955, y realizar varias estancias en el extranjero, decidió dedicarse a la docencia. Carmen comenzó a vincularse a las actividades del Museo Nacional del Prado a partir de 1997, y se unió a la Fundación Amigos del Museo del Prado en 2003.

Las programaciones de la Fundación se convirtieron para Carmen en una de las mayores satisfacciones de esos años, en los que, ajena ya a las preocupaciones y obligaciones laborales, podía disfrutar de manera más continuada y amena de su gran pasión. Gracias a su participación ininterrumpida en estas actividades, debió madurar su idea de hacer beneficiario de su herencia al Museo, como plasmó finalmente en su testamento.

Resumen del texto original de: Museo del Prado.