Fotografía años 80

Una de las claves definitorias de la creación contemporánea desde los ochenta, por parte de muchos artistas, la encontramos en una nueva actitud hacia el medio fotográfico que se manifestó en una fluidez de relaciones entre la pintura, la escultura, la instalación y la fotografía. Probablemente, en buena medida, esa actitud tiene que ver con una voluntad de realidad, de ofrecer una imagen directa del mundo, además de con la propia disponibilidad de todas las formas de arte. Este autor pertenece a una generación de artistas alemanes que, a través de una reevaluación del conceptualismo, el arte povera y el minimalismo, se impuso como alternativa a la pintura neoexpresionista. Desde mediados de los sesenta, el arte conceptual, el body art, el land art o las performances emplearon la fotografía, en muchos casos para documentar obras, pero también como un elemento central para construirlas.

Sin embargo, la centralidad de la foto llega en los ochenta con el surgimiento de una serie de autores, en Europa y Norteamérica, que tendían a diluir las fronteras entre géneros y emplearon el medio fotográfico más allá de las convenciones de la práctica y la tradición fotográfica. Sus proyectos no documentan objetos, acciones o construcciones, sino que se exhiben como imágenes autónomas. En todo caso, frente a la posible banalidad de los discursos de la publicidad, la dimensión crítica y la densidad semántica de estas obras juegan a favor del arte. Andreas Gursky, Thomas Ruff o Thomas Struth, representantes de una tradición fotográfica alemana, fueron alumnos en la Academia de Arte de Düsseldorf de Bern y Hilla Becher, pareja de creadores que, desde fines de los cincuenta, en sus series documentales sobre edificaciones industriales, realizaron fotografías del todo impersonales y, a la vez, perfectamente identificables.

El neoexpresionismo germano y la transvanguardia italiana hicieron operar a la pintura como una instancia expresiva inmediata, testimonio existencial del artista. Frente a esa inmediatez obra-expresión, muchos artistas que han trabajado con la cámara desde los ochenta, sean herederos de la Nueva Objetividad alemana , narradores críticos de Vancouver , apropiacionistas norteamericanas o fotógrafos testimoniales han basado su estrategia en un distanciamiento frente a objetos y temas, una distancia que ayuda a construir el espacio significativo de la obra. En algunas de sus imágenes predomina una realidad cotidiana que parece acercarse a la idea duchampiana de no-arte, aunque en realidad desarrollan una crítica de los mecanismos que hacen de las imágenes elementos que refuerzan los mitos del poder.