«He intentado reivindicar la dignidad y la eterna importancia del ser humano»
Alice Neel es una de las artistas más radicales del siglo XX. Gran defensora de la justicia social, del humanismo y de la dignidad de las personas, se consideraba a sí misma como una «coleccionista de almas». Sus obras reflejan el espíritu de una época, la intrahistoria de Nueva York, centrándose en quienes han experimentado la injusticia como resultado del sexismo, el racismo y el capitalismo, así como en aquellos que la combatían. Haciendo gala de su naturaleza democrática e integradora, Neel pintó a personas de muy diferentes orígenes y condiciones sociales.
Nueva York fue la principal musa de la artista, escenario de un drama humano del que Neel fue partícipe y que comenzó a plasmar en su obra a principios de la década de 1930. Los turbulentos acontecimientos del siglo XX, entre ellos la Gran Depresión, las sucesivas guerras, el ascenso del comunismo y los movimientos feminista y de los derechos civiles, asoman en su obra de las más diversas maneras. Neel aborda los distintos géneros artísticos con la misma mirada incisiva y empática, ya fueran retratos, paisajes urbanos o bodegones. Atrapa el alma de seres animados e inanimados, pero sobre todo atrapa la nuestra cuando nos enfrentamos ante su obra y vida de lucha constante, cuestionando todo lo establecido sin rodeos, de forma descarnada, con agudeza y naturalidad.
Texto resumido del original de: Guggemheim